Asistentes: Nesss y Edu
Como sólo había una kupela abierta (y aún así la sidra estaba rica) y no se animaban a hacer txotx aún (acababan de abrir a las 14:00), no nos importó que nos sacaran la comida. Una tortilla de bakalao muy amarilla, con sabor y gran contenido de bakalao (y sus correspondientes espinas), dos tajadas de bakalao blanquito justo hechas y con unas tiras de pimiento verdes, y un txuletón gigante para dos (que tuvimos que mandar recalentar porque con los txotxes posteriores y la temperatura ambiente rozando el cero se nos enfriaba rápido). De postre, un triangulo de queso para cada uno (escaso), membrillo, y nueces. Total, 60,61 euros lo de los dos.
Enseguida vino el kashero joven y barbudo y comenzaron los txotxes, y la verdad, acabamos probando todas. Nesss consigue la pole los cinco primeros txotxes con Edu en el segundo puesto en todos ellos. Luego dejábamos que el resto lo intentase, pero debido a lo lento que llegaba siempre el tercero hacía que se desperdiciara la sidra o que repitiéramos tragos nosotros y/o que el barbas pusiera caras de desesperación con la parsimonia de la peña. La cuadrilla de las txartelas "Txotx final los días 22, 23 y 24 de febrero" no nos dieron la sensación de saber muy bien lo que llevaban colgando del cuello, salvo el grandecito. Debíamos de ir muy ansiosos porque uno de nuestra sala le dijo a Edu que se nos iba a enfriar la txuleta para que dejaramos de beber, pero el truco no funcionó ("Ya la calentaremos", respondió Edu... y así lo hicimos). Algunas kupelas nos gustaron menos que la que estaba abierta de continuo. El mayorcete de la mesa de al lado, el mismo que alejaba el vaso de la kupela durante los txotxes, nos invita a sentarnos pero Edu, indicándole que llegábamos los primeros a los txotxes, le dijo si entendía entonces porqué era mejor no sentarse.
Decididamente, coincidimos en que para comer en sidreria hasta las trancas es mejor ir sólo dos: tras preguntarle a la camarera si nuestra chuleta para dos era igual que la para tres o para cuatro (porque lo parecían a simple vista) nos indica que la nuestra era de "solamente" 1100 gramos, y la de cuatro de 1400; calcule usted mismo a cuanto toca en cada caso. Fotos a la parrilla, la cocina, y a Edu mientras acariciaba la tripa del perro vicioson. Charleta final con Otegi, su hijo, la camarera, y sobre todo con los tres de la mesa de al lado sobre distintos aspectos regionales. Debíamos estar chisposos porque no somos de tanto hablar.
Al día siguiente, después de dormir alguno unas diez horas en dos tiempos, como a esas alturas ya nos daba asco todo lo referente a la comida de sidrería, decidimos cambiar de menu y comer algo más ligero, así que nos vamos a Donosti y nos metemos una ensalada muy rica... y un super codillo gigante en el Aitona con festival de patatas fritas, todo ello regado con sidra Zapiain, y postre cuajada. No quedo nada pero quedamos henchidos. Menudo finde de comidita ligera.